Ya no quiero sentir.

A veces sentir puede ser abrumador, pero las emociones juegan un papel importante en cómo pensamos y nos comportamos. Nuestras emociones influyen en las decisiones que tomamos, tanto grandes como pequeñas, nos impulsan a actuar, a protegernos, a entender a otros y a darnos a entender. Sin embargo, es importante distinguir entre una emoción y un sentimiento.

Las emociones son reacciones que el cuerpo tiene debido a lo que escuchamos, vemos, recordamos, pensamos o imaginamos. Cada emoción tiene una razón de ser: Por ejemplo, sentirnos tristes nos ayuda a darnos espacio y tiempo para procesar situaciones; mientras que sentir miedo nos permite reaccionar ante peligros y protegernos.

Cuando nos hacemos conscientes de la emoción, emitimos un juicio sobre ella y la interpretamos, estamos hablando de sentimientos. Estos duran tanto como le dediquemos tiempo y por tanto, podemos regularlos mediante nuestros pensamientos.

A lo largo de nuestra vida vamos a experimentar una amplia gama de emociones. Debemos observarlas y sentirlas sin juzgar, pero hacerlo reflexionando a la vez sobre su propósito y utilidad para nuestras vidas. Las emociones generan sustancias en nuestro cuerpo, pero los sentimientos forman patrones de pensamiento. Las emociones sirven para indicar, no para dictar. Dependerá de nosotros cómo gestionamos esas emociones y las transformamos en sentimientos que nos ayuden a mejorar nuestra vida y relaciones.