Dediquemos menos tiempo a las expectativas y más a la aceptación.
- elbuencoach
- 2 mar 2021
- 1 Min. de lectura
Hay ocasiones en las que queremos controlar todo, desde el más mínimo detalle hasta el resultado de las decisiones de alguien más. Olvidamos que cada ser es un universo y que, aunque tomemos decisiones o tengamos planes, no siempre sucederán las cosas como lo deseamos.
La imaginación puede ser una amiga incondicional o una feroz adversaria, tratar de imaginar los diferentes escenarios basándonos en situaciones hipotéticas y a veces irreales, nos hace forjar expectativas en los demás que no necesariamente van a ser cumplidas. Tal vez tú das demás y te gustaría que la gente hiciera lo mismo; pero recuerda, siempre el que da siente que da más y el que recibe, siente recibir menos.
Aunque siempre escuchamos que hay que dar sin esperar recibir nada a cambio, creo que es un estado muy difícil de lograr. La cruda realidad es que damos de forma “desinteresada”, pero al momento de recibir, nos gustaría que nos dieran lo mismo que nosotros entregamos. Es por eso por lo que podemos intentar trabajar en nosotros mismos para no dar lo que no tenemos, esperando que la gente se desprenda de mucho de sí mismos para darnos.
La aceptación es el camino a la felicidad, no es lo mismo aceptar que vivir en la mediocridad. Aceptar es ser consciente de que el resultado que obtuvimos no puede modificarse, pero podemos trabajar con él para sacar lo mejor de la situación. Tratemos de ser más positivos y trabajar con lo que tenemos en lugar de frustrarnos por lo que no fue.
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